jueves, 5 de abril de 2012

+ SOBRE MINGOTE Y YO




Como soy bastante despistada, ayer se me olvidó incluir un detalle revelador de mi amistad con Antonio Mingote. Días antes (¿o quizá meses?) de conocernos, vi en el ABC, sorprendida, esta página que adjunto.


En ella aparece un fulano típico de Mingote leyendo un periódico a su maciza acompañante (también muy en la línea del pintor) y comentándole la noticia. Lo curioso es que en ese periódico, mi más tarde amigo, se tomó el trabajo de pintarme...¡a mí!


Soy la primera que aparezco a la izquierda (de esto ha pasado algunos años como puede observarse por la fecha del margen superior).


Aquello me dejó patidifusa, como podéis suponer. Hasta que pasado el tiempo me llamó.


Lo añado hoy por ser revelador de nuestra pequeña historia de amistad .

miércoles, 4 de abril de 2012

Mingote y yo








Ayer murió Antonio Mingote. No tengo palabras para decir con justeza lo que le quería y la de cosas que admiraba en él. Pero no voy a hacer su obituario que lo han hecho, y muy bien, plumas mas cualificadas que la mía. Solo voy a contar algunas cosas conocidas solo por mi, en la relación episódica pero profunda que mantuve con él.

Una mañana de hace muchos años me llamó Antonio Mingote. Había conseguido mi teléfono a través de Camilo José Cela y sus palabras me dejaron apabullada

-Te leo todas las mañanas y cada día te admiro más (Yo por entonces escribía en el Diario 16) Quería conocerte. ¡Bueno tienes a Felipe!

Quien lea esto puede suponer la sorpresa y el pasmo de la que escuchaba. Para mi, Antonio Mingote era una presencia natural, consustancial con la vida que estaba en mi existencia como los peces están en el mar o el Pilar en Zaragoza. Yo era quien le admiraba...pero ¿él a mi?

Tuvimos una primera charla a la que siguieron varias en las también varias ocasiones en que nos encontramos: presentaciones de libros, discursos de entrada de algún académico en la RAL, algunas fiestas privadas de periodistas, cenas de amigos comunes y cosas de ese cariz. En todas ellas me volvió a constatar su admiración por mis artículos, así que nunca hubo un lector mas querido por un articulista que Antonio por mí.


Después me presentó un libro (Mis perros y otras personas, cuya página incluyo). En esa página me refiero a su perrita Curra a que la que adoraban tanto él como Isabel, su mujer. La caricatura de él y de su perro la hizo otro gran ilustrador y pintor, Pepe Cerdá.

Y al poco tiempo, al abrir una mañana el ABC en la librería de mi amiga Ascen me di de bruces con un chiste ...¡dedicado a mi!



Ese chiste, que hoy enseño y cuyo original me envió con una carta muy divertida que he de buscar entre en montón de papeles que escondo y pierdo, está enmarcado desde entonces en el salón de mi casa junto con un autógrafo de Pablo Neruda, una dedicatoria conmovedora de CJC, un sobre con remite ilustrado por Otero Besteiro y una carta emocionante de otro gran amigo muerto: Alfonso Carreño.

Además añado otro tesoro, una de las tarjetas que sorpresivamente me enviaba con la única intención, supongo, de que supiera que estaba en el mundo y que yo seguía viva. Todas divertidas, con su magnífico trazo, su humor indestructible y su auténtica bondad.

Mingote no desaparecerá jamás, eso está claro, es Antonio el que se ha ido. Para todos menos para los que tuvimos la suerte de conocer a quienseocultaba tras el caricaturista, humorista y escritor .